viernes, 29 de abril de 2011

VII - LUCES Y SOMBRAS

En la sombra de mi ego
hay un pensador errante.
Las palabras son su juego.
Él no actúa, está distante.

Es un niño mi entrecejo.
La sombra no lo recoge.
Intenta que llegue a viejo
estropeando relojes.

Hay una mujer, si amo;
envidiosos si prospero.
Inseguro, soy el ramo
que se ahoga en el reguero.

En mi sombra se protege
de la luz la fortaleza,
ostentando firme el eje
donde amarra a la tristeza.

Los demonios del pasado
chillan. No los reverencio.
Los errores silenciados
se refugian en silencio.

Mi arrepentimiento
es un hormiguero.
Mi alma es el sustento
de estos mil mineros.

Mi sombra se alarga inerte
a lo largo de la tarde.
Yo le doy mis movimientos;
el Sol la luz, pues él arde.

La fiebre del oro
me causó delirios.
Maté mil hormigas
en un genocidio.

La Luna cose retales
y en oro una frase borda:
"Lo que viven los mortales
no es más que luces y sombras."

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