viernes, 29 de abril de 2011

VII - LUCES Y SOMBRAS

En la sombra de mi ego
hay un pensador errante.
Las palabras son su juego.
Él no actúa, está distante.

Es un niño mi entrecejo.
La sombra no lo recoge.
Intenta que llegue a viejo
estropeando relojes.

Hay una mujer, si amo;
envidiosos si prospero.
Inseguro, soy el ramo
que se ahoga en el reguero.

En mi sombra se protege
de la luz la fortaleza,
ostentando firme el eje
donde amarra a la tristeza.

Los demonios del pasado
chillan. No los reverencio.
Los errores silenciados
se refugian en silencio.

Mi arrepentimiento
es un hormiguero.
Mi alma es el sustento
de estos mil mineros.

Mi sombra se alarga inerte
a lo largo de la tarde.
Yo le doy mis movimientos;
el Sol la luz, pues él arde.

La fiebre del oro
me causó delirios.
Maté mil hormigas
en un genocidio.

La Luna cose retales
y en oro una frase borda:
"Lo que viven los mortales
no es más que luces y sombras."

lunes, 25 de abril de 2011

VI - DESESPERAR

El tiempo no pasa en mi zulo,
pues dentro nadie nada espera.
La cuerda que hace preso al mulo
vibra en frecuencias que exasperan.
Limitando sus movimientos
quedará atado aunque se muera.
Soy escuálido en cautiverio
en esta escuálida pecera.

miércoles, 13 de abril de 2011

V - CARONTE CARENTE

Modela morena estampa,
rúbricas que tosco gesto
dejan al que está dispuesto
a leer "La paz escampa".

Las bombas no traen consuelo.
Explotan y el suelo rompen.
Parten en cien el silencio
y los barrios de los pobres.

Ríe y cuenta sus caudales
el promotor de la guerra.
Va pensando nuevos planes
el Titán hijo de perra.

Defended la amada Patria.
¡Pues que se defienda sola!
¡Nada defienden las armas!
¡Qué mal besan las pistolas!

Caronte en el horizonte,
carente de don de gentes,
va contando sus monedas,
que importan más que las muertes.

lunes, 11 de abril de 2011

IV - DULCE INSOMNIO

Dicen los demonios
que de madrugada
hacen aquelarres
dentro de mi almohada.
No pego la oreja
más la algarabía
de noche no deja
descansar al día.
De pensar no duermo
y al pensar no hallo
merecido sueño
ni ansiado desmayo.
Otra noche en vela
que del puerto zarpa,
vislumbra y recela
veredas del alba.