martes, 15 de noviembre de 2011

XXXVII

Enjambre de abejas. Podridas las alas
unos cogen la miel otros cogen espadas.
Unos cogen lana, otros cogen la pala.
Otros cogen tifus, se quedan en nada.
Algunos recitan designios divinos
y a las buenas noches les cantaron trinos:

El Sol nunca ha iluminado el cielo.
La estrella es tan solo un pez linterna
que ha dado tantas vueltas a la tierra
como años lleva el gordo pez en celo
que quiere aparearse con la Luna.
Pero ésta se le esconde y no la encuentra.
El pez da otra vuelta a la tierra.
Ella le canta canciones de cuna.
Mientras todos miramos al espejo
cuando en el eclipse ellos se unen,
cuando allá en el cielo ves el numen,
cuando vemos el niño en el viejo.

XXXVI

En tu universo
el centro está en tu faz,
tras de tu antifaz.

¿Qué puedo decir
del silencio absoluto 
salvo silencio?

viernes, 11 de noviembre de 2011

XXXV

 Dicen que el sueño es un juego.
 Pero,
al contrario que el resto de los juegos,
no tiene reglas.
 La gracia del juego es restarte reglas a la realidad.
 Pueden participar tantas personas como haya en el mundo,
incluso más,
pues el tablero en el que se juega ha de ser inventado al cerrar los ojos.
 A la hora de rellenarlo,
los jugadores pueden elegir aquello que conocen.
 A mi parecer es más interesante soñar con lo desconocido,
aunque el miedo a lo desconocido puede ser angustiante.
 Durmiendo se juega a ser:
 A ser viento encendiendo las olas,
a ser mar y acariciar la costa,
a ser grillo y cantar a los grillos,
a ser corrupto,
bondadoso,
valiente,
carismático,
caritativo,
o rendirte
y ser nada
y no ser nada.
 ¿Y qué gana el ganador?
 Se lleva el recuerdo de un sueño.