lunes, 15 de abril de 2013

CÓMO NO INVOCAR A LA LLUVIA

 La providencia no me ha vetado tantos dones como para que deba quejarme, pero me molesta la sequía creativa que arrastro. Escribo poco y  de ese poco no me convence casi nada. Por ello redacto esta instancia al subconsciente para que me provea de los métodos de antaño o de inspiración renovada.

 Descartemos la opción de la compasión. Propia o ajena no conduce a nada. Esto puede ser una racha, una despedida o una época de cambio. Sea como sea, quiero dejar constancia, pues el giro de los devenires dará un sentido u otro a la frase anterior.

 Creo que un motivo puede ser mi descreencia de la infalibilidad del lenguaje. Yo puedo expresar mi idea con mayor o menor acierto. Puedes comprenderla mejor o peor, pero siempre se pierde algo por el camino, inevitablemente. En su "Comentario al Banquete de Platón" Ortega y Gasset dijo:

 Leer, leer un libro es como todas las demás ocupaciones humanas, una faena utópica. […] “Leer” comienza por significar el proyecto de entender plenamente un texto. Ahora bien, esto es imposible. Sólo cabe, con un gran esfuerzo, extraer una porción más o menos importante de lo que el texto ha pretendido decir.

 Creo haber encontrado al menos una de las pretensiones que me llevaron a escribir: la ingenua esperanza de que un buen lector analice mis errores y me los muestre, que me haga enfrentarme a ellos cara a cara. El problema es el equilibrio, el qué y el cómo deben subordinarse al por qué sin flaquear. Quizá deba elegir entre la esencia, la forma o los motivos. Quizá todas estas palabras no sean más que juegos malabares, pues ser seres dotados de lenguaje implica ser seres dotados de limitaciones que no sé hasta que punto podemos ir superando. No sé siquiera si te estoy ubicando en mi querencia o te estoy mareando con palabrejas. 

 Asumiendo el margen de error existente en la redacción, en la comprensión e incluso en el propio lenguaje, creo encontrarme en un punto creativamente complicado. No contemplo seguir escribiendo como antes: no me parece honesto sabiendo de la fragilidad y maleabilidad de las palabras. Espero que estas ideas no hagan insegura tu escritura. Este blog será testigo de mi progreso o de mi abandono. Por cierto, ¿sabes cómo no invocar a la lluvia? Pues me alegro, es mejor no saberlo.

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