miércoles, 23 de enero de 2013

DOS RETRATOS. UNA MODELO. NINGUNA CONCLUSIÓN

 "Ella es una persona admirable, trabajadora aunque divertida. Es bella, pero no tanto como para merecer los excesos del romanticismo. Tiene modestas aspiraciones, quiere ver mundo, aunque no siempre puede. Se entretiene jugando a ser músico, jugando a ser crítico, jugando a luchar, jugando, pues lo que no es obligatorio no se lo toma en serio. Hay gente que admira este hecho, y le dice que es responsable. A mi me da pena tanta seriedad, tanto trabajo realmente infructuoso, tanto talento tirado y tanto tiempo perdido. Si andara el largo y tedioso camino de las vocaciones... 
 Ella puede mantener una conversación seria dignamente, aunque preferirá romperá el hielo con algún divertimento. Suele desconfiar de su fuerza, pues siempre la cree menguada. Tiene fuerzas para luchar por lo que quiera, pero pocas veces lo tiene claro, así que, ¿de qué sirve tanta fortaleza, sin guía y con doble filo? Tantas dudas, tanta pretensión moral,... Ay de ella cuando crezca."

 "Realmente no tiene nada de especial. Es bonita, mas no voluptuosa. No tiene nada que contar, ni sabe contarlo de manera que suene interesante. Prefiere la telebasura a la novela, la radio-balada a la poesía y un par de cervezas a una docena. Suele agobiarse bajo presión, le gusta el olor del pan recién hecho, le cuesta afrontar las mañanas, aún así madruga casi a diario. Se puede decir que es esta señorita es, en el riguroso sentido de la palabra, normal. No llega a ser vulgar ni banal, pero poco le falta. Seguramente esta última frase sea más informativa que todos los ejemplos que pueda poner."

 Estas dos descripciones no distan más de un mes en el tiempo. Fueron escritas por la misma persona y describen a la misma persona. No hay en los textos una palabra que pretenda hiperbolizar, mentir ni desmentir. El autor encontró entre sus papelajos ambas descripciones, escritas hace ya bastante, quizá tres o cuatro años. Al recordarlas simultaneamente, se dio cuenta de qué fácil era mentir, sobre todo engañarse a uno mismo. Seguramente nadie sepa (ni siquiera el escritor ni la descrita) ni qué pasó ni cómo fue realmente ella. Personalmente creo que el escrutinio no merece la pena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario