Tiempo. Todo es cuestión de tiempo.
Ser expulsado del útero o del jardín del Edén.
Ser expulsado del mundo para volver a nacer.
Implementar los opuestos o trascender en papel.
Nacen los truenos que pare la madre tormenta.
De su insumisión nace el arte de no obedecer.
Quien invocó a la lluvia que se arrepienta.
Porque el sediento exigente no apaga su sed.
Quien prohibió al aire
convertirse en viento
sufre los lamentos
del tercer poder.
Prisión sin presión
y preso en su tórax:
¡La revolución!
¡El aire se atora!
Por fin dejarás de inspirar
el miedo en los pueblos.
Ahora toca suplicar,
esperar expiar,
porfiar con porfiria
y expirar como un perro.
Pasa el tiempo
como las páginas del libro que no escribió.
No tuvo un sueño
que le diera sentido a la decisión.
Nunca abrió el frasco de su esencia.
El ruido le impidió pensar.
Tuvo recuerdos, mas no vivencias.
Que duerma diez minutos más...
Dos minutos más soñando.
Los años pasan volando.
Ahora va sintiendo el camino.
¿De qué vale seguirlo sin más?
Se detiene a buscarle el sentido
que se le brindaba al andar.
¿Qué quiso ser de mayor?
¿Ser un alto ejecutivo
bajo un ejecutor?
¿Abogado abogando
a abocados al dolor
o defendiendo al culpable
convirtiendolo en deudor?
¿Jefe que ordene orden
a hordas de otro color?
¿Ordeñar tu sorda vida
frente a un ordenador?
¿Un Don Nadie donde nadie
piense en un mundo mejor?
¿Quiso un mundo mejor?
¿Quieres tú un mundo mejor?
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